El 13 de noviembre de 1985 y tras 69 años de inactividad, el volcán colombiano Nevado del Ruiz, entró en erupción tomando por sorpresa a los poblados cercanos.
La lava emitida por el cráter del volván fundió cerca del 10% del glaciar de la montaña formándose, con ello, cuatro lahares (flujos de lodo, tierra y escombros) que descendieron por las laderas del Nevado a 60 km/h. El pueblo de Armero situado a menos de 50 km del volván, fue golpeado por dichos lahares, muriendo más de 20000 de sus 29000 habitantes.
Los esfuerzos de rescate fueron obstaculizados por el lodo, que hacía casi imposible el moverse sin quedar atrapado. Para el momento en el que los rescatadores alcanzaron Armero, doce horas después de la erupción, muchas de las víctimas con heridas graves ya habían muerto.
Fue una catástrofe anunciada, pues geólogos y otro expertos habían advertido a las autoridades y a los medios de comunicación sobre el peligro durante las semanas y días previos a la tragedia. Se prepararon mapas de riesgo pero fueron escasamente difundidos. El día de la erupción se llevaron a cabo varios intentos de evacuación pero debido a una tormenta, las comunicaciones fallaron. Muchas de las víctimas permanecieron en sus hogares, tal como les habían ordenado, creyendo que las erupción ya había terminado. Además, el ruido de la tormenta pudo haber impedido que muchos escucharan el sonido procedente del Ruiz.
Hoy en día el Nevado del Ruiz sigue siendo una amenaza para los colombianos. Por eso el Gobierno colombiano creó la Dirección de Prevención y Atención de Desastres para concienciar a la población sobre las amenazas naturales. Los residentes cercanos al Nevado del Ruiz son especialmente cautelosos frente a la actividad volcánica; cuando se presentó una nueva erupción en 1989, más de 2300 personas que vivían en las inmediaciones fueron evacuadas.
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