sábado, 10 de marzo de 2012

Erupción del Monte Pelado, Martinica (1902)



 El Monte Pelé (montaña pelada) es un volcán que domina la isla francesa de Martinica, con sus actuales 1397 metros de altura. Pero en 1902, la altura era mucho mayor. Había dado señales de actividad en 1792 y en 1851, aunque en ambos casos las erupciones fueron leves.
 Desde abril de 1902, el monte había empezado a dar señales de actividad con ruidos subterráneos, temblores leves y agrietamientos en parcelas desde las cuales salían fumarolas despidiendo azufre.
 La ciudad de St. Pierre, a orillas del mar Caribe, era una próspera colonia francesa de más de 20000 habitantes desde la cual se comerciaba la preciada caña de azúcar y a solo 7 km de ella, se elevaba el volcán.
 El 1 de mayo de 1902, la montaña empezó a lanzar ceniza a su alrededor que cubrió los sembrados cercanos y contaminó las aguas cercanas al puerto.
 Por la noche, los sismos de baja intensidad acompañados de ruidos subterráneos no dejaban dormir tranquila a la población.
 Al día siguiente, aparecieron fumarolas, aluviones de lodo caliente y una incesante lluvia de ceniza fina volcánica y el sábado 3 de mayo, la ladera occidental del Monte Pelé amaneció completamente cubierta de ceniza blanca, varios de los 22 ríos colindantes estaban desbordándose y el Roxelane, un río muy cercano al volcán, estaba completamente contaminado con cadáveres de animales y algunos cuerpos humanos en sus orillas. Ante las consultas desesperadas de los habitantes, el alcalde de la ciudad, junto con el gobernador intentaron calmar a la población insistiendo en que los hechos cesarían y que nada malo ocurriría. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario: el Monte Pelé entró en una fase de actividad pirotécnica lanzando proyecciones clásticas incandescentes y una fumarola empezó a cubrir St. Pierre. Hormigas, ciempiés, arañas de todo tipo, además de víboras venenosas, invadieron las calles escapando de la muerte que presentían e hicieron que la población se encerrara en sus viviendas.
 Para ese momento, la ciudad ya tenía una población de refugiados que sobrepasaba los 30000 habitantes, provocando una aguda escasez de alimentos.
 El jueves 8 de mayo, a las 7:30, el volcán entró en fase de erupción cataclísmica declarada, arrojando grandes cantidades de lava. Una colosal y densa columna piroclástica se elevó a más de 10 km de altura. Treinta minutos más tarde esta misma columna, al ceder la presión inicial de empuje vertical y con una temperatura de entre 400-500 ºC, descendió por las laderas cubiertas de lava asolando completamente St. Pierre que estalló en llamas y alrededor de 30000 personas murieron afixiadas unas, incineradas otras. Ningún edificio quedó en pie.
 Increíblemente, hubo al menos en tierra dos sobrevivientes: un zapatero de veintiocho años que estaba en un sótano y un obrero que se encontraba preso en una celda que fue cubierta por la ceniza inicial que lo salvó del calor reinante.
 El 20 de mayo el Monte Pelé volvería a estallar aun más violentamente pero sin víctimas porque ya no había ningún ser viviente en el sector.
 Esta erupción ha sido considerada una de las más violentas del siglo XX y en muchos aspectos fue comparada a la de Pompeya en el año 79.

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